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Los 2000: De vestir equipos a crear una moda de autor

por Ander Izagirre. 

Los 2000: De vestir equipos a crear una moda de autor

por Ander Izagirre. 

– No queríamos que nos pasara como al herrero de Quintanapalla -dice Paco Rodrigo.

– ¿El herrero de Quintanapalla? ¿Qué le pasó al herrero de Quintanapalla?

– Pues que martilleaba y martilleaba y martilleaba, hasta que ya no se acordaba de qué era lo que tenía que forjar -se ríe.

Paco Rodrigo y María Jesús Uranga, fundadores de Etxeondo, llevaban veinte años con el ciclismo. Se habían volcado en la elaboración de la ropa para los mejores equipos profesionales de los años 80 y 90 (Reynolds, Zor, Orbea, ONCE…), se habían ganado un prestigio por la estética y la calidad de sus maillots, culotes, camisetas interiores, prendas térmicas, y sintieron ganas de ir más allá. A finales de los años 90, cuando dejaron de equipar a la ONCE, apostaron por diseñar colecciones propias.

Aquí no había una moda de ciclismo. En otros países europeos sí, pero aquí nadie se había lanzado -dice María Jesús-. Hasta entonces vendíamos las prendas de los equipos y también algunos diseños nuestros, maillots lisos, culotes lisos, capas, prendas básicas… A mí siempre me ha interesado el diseño. Y me pareció que ya era el momento de crear nuestras colecciones, nuestra línea de moda ciclista.

La creatividad fluía a borbotones, pero la empresa dependía de las ventas.

– Al principio ese era el problema: trabajábamos mucho los diseños, creábamos prendas muy buenas y eso subía los precios. Porque no es solo estética: hacemos ropa de bici y siempre tenemos que dar una calidad técnica muy alta, tienen que ser prendas cómodas, ligeras, duraderas, que te protejan del frío, de la lluvia, del calor… No basta con que sean bonitas. Diseñábamos prendas de un nivel superior por estética y por técnica. Era un producto de autor. Teníamos referencias de marcas europeas con diseños propios, reconocibles, prestigiosos, que lógicamente eran más caros pero que funcionaban bien, porque la gente los apreciaba. Y nos atrevimos.

Ahí empezó una batalla comercial. Etxeondo debía convencer a las tiendas de que estas ropas, algo más caras, se venderían bien porque eran buenas y bonitas.

– Funcionó fenomenal desde el principio – cuenta María Jesús -. Porque muchos compradores cambiaron de mentalidad en cuanto les ofrecimos algo distinto. Hasta entonces se conformaban con maillots básicos o con el maillot de algún equipo, la tienda también estaba acostumbrada a vender ese material sin complicarse mucho, pero la gente apreció enseguida estas prendas con un diseño y una calidad mejor. Era ropa transpirable, termorregulada, cómoda, duradera, y se daban cuenta de que les compensaba gastar algo más.

La sociedad estaba cambiando. Cada vez más gente practicaba deporte en general, ciclismo en particular, y quería unas prendas mejores.

– Etxeondo estaba en una buena posición para responder a esas nuevas necesidades – dice Paco-. Llevábamos muchos años haciendo la ropa para los mejores equipos ciclistas y eso nos daba un prestigio, una imagen de confianza. Teníamos el conocimiento del mercado, de los proveedores, de los últimos avances en los tejidos.  Adaptamos la estructura fabril para producir lo que queríamos. Teníamos la capacidad, solo nos faltaba tiempo para pensar y tener las ideas claras. Vamos, para que no nos pasara como al herrero de Quintanapalla.

NUEVOS CICLISMOS, NUEVAS PRENDAS

 

Las primeras colecciones de aquella época fueron muy sobrias.

– Diseñamos maillots de colores lisos, con algunos pequeños toques como los zigzags o algunos recubiertos -dice María Jesús-. Me acuerdo de un maillot negro con un recubierto rojo en el cuello: eso no se había visto nunca, ¡un maillot negro! Los comerciales se asustaban: “¡A ver cómo vendemos esto!”. Pues fue un exitazo. Empezamos con un diseño minimalista.

Las colecciones tomaron algunas prendas clásicas de Etxeondo y las evolucionaron. El culote olímpico, por ejemplo, era un culote negro de una licra brillante, con muchos cortes, muy anatómico, que se vendía con éxito desde los años 80. El siguiente paso fue el culote dinámico, que solo tenía dos piezas, para evitar las costuras, y con él ya desplegaron una gama de colores: culotes blancos, rojos, azules, culotes con dibujos estampados…

– Los culotes de colores y con estampados supusieron un gran cambio -dice María Jesús-. Los italianos también los hacían. Y con reflectantes y de todo. No ha habido una moda tan atrevida.

Los desarrollos más notables vinieron con las colecciones de invierno. Aparecieron culotes como el Epel, con un tejido más algodonado, pero el gran salto llegó con la aparición del goretex. Etxeondo introdujo en España este tejido impermeable, transpirable, ligero y resistente, con el que elaboraban las prendas de los equipos profesionales y enseguida las de sus propias colecciones. Más tarde llegaría el windstopper, una membrana que protege del viento. Los comerciales de Etxeondo hacían una prueba a los vendedores de las tiendas: les ponían un guante con windstopper y otro sin él, y les disparaban un spray de aire frío a las manos para que notaran la diferencia.

En Etxeondo seguían con atención los cambios en las tendencias sociales, las modas, la aparición de otras modalidades de ciclismo, para responder a las nuevas demandas sin perder el criterio propio. 

– Apareció el mountain bike y eso fue una pequeña revolución -recuerda Paco-. Llegaba de Estados Unidos con un aire más moderno y más atrevido que el ciclismo tradicional de carretera, y los que andaban con las bicis de monte también querían distinguirse estéticamente. Se suponía que los culotes tenían que ser diferentes, con muchos colorines…

– Las marcas de bicis de monte diseñaron unos culotes que eran como gerrikos, una especie de cinturones protectores anchos, horribles -cuenta María Jesús.

– Aquello era un poco circense. Los cuatro que empezaban con la mountain bike iban vestidos de carnaval -sonríe Paco-. Buscaban una estética diferente y eso lo teníamos en cuenta, empezamos a meter colorines…

Con la mountain bike nos liamos un poco la cabeza -ríe María Jesús.

-… pero a mí siempre me ha interesado mucho el mercado, conocer la mentalidad de los compradores, y yo veía que podía ser el más rompedor y el más arriesgado en la moda, pero que no tenía sentido porque luego esas prendas tan llamativas no las compraba nadie. A la hora de la verdad, aquellos culotes tan extravagantes vendían cinco y nosotros cincuenta. Hacíamos diseños que no caducaban de un año para otro, perduraban. Y había otra razón importantísima: no bastaba con la estética. Nosotros dábamos una calidad que los demás no conseguían. Todas las temporadas evolucionábamos en los tejidos técnicos, que si el goretex, que si el windstopper, mejorábamos el patronaje, hacíamos prendas cómodas, ligeras, fiables.

– Diseñamos nuestras colecciones de moda, pero insisto: en la ropa para la bici no vale solo la estética -dice María Jesús-. Tenemos que mejorar todos los años la estética y la calidad técnica. Y en eso seguimos hasta hoy.

– Apareció el mountain bike y eso fue una pequeña revolución -recuerda Paco-. Llegaba de Estados Unidos con un aire más moderno y más atrevido que el ciclismo tradicional de carretera, y los que andaban con las bicis de monte también querían distinguirse estéticamente. Se suponía que los culotes tenían que ser diferentes, con muchos colorines…

 

– Las marcas de bicis de monte diseñaron unos culotes que eran como gerrikos, una especie de cinturones protectores anchos, horribles -cuenta María Jesús.

– Aquello era un poco circense. Los cuatro que empezaban con la mountain bike iban vestidos de carnaval -sonríe Paco-. Buscaban una estética diferente y eso lo teníamos en cuenta, empezamos a meter colorines…

– Con la mountain bike nos liamos un poco la cabeza -ríe María Jesús.

-… pero a mí siempre me ha interesado mucho el mercado, conocer la mentalidad de los compradores, y yo veía que podía ser el más rompedor y el más arriesgado en la moda, pero que no tenía sentido porque luego esas prendas tan llamativas no las compraba nadie. A la hora de la verdad, aquellos culotes tan extravagantes vendían cinco y nosotros cincuenta. Hacíamos diseños que no caducaban de un año para otro, perduraban. Y había otra razón importantísima: no bastaba con la estética. Nosotros dábamos una calidad que los demás no conseguían. Todas las temporadas evolucionábamos en los tejidos técnicos, que si el goretex, que si el windstopper, mejorábamos el patronaje, hacíamos prendas cómodas, ligeras, fiables.

– Diseñamos nuestras colecciones de moda, pero insisto: en la ropa para la bici no vale solo la estética -dice María Jesús-. Tenemos que mejorar todos los años la estética y la calidad técnica. Y en eso seguimos hasta hoy.

CADA VEZ MÁS CICLISTAS

 

Cada vez más gente practicaba ciclismo, poco a poco se convirtió en una afición generalizada más allá de la competición.

– Como consecuencia, también aumentó la diversidad de los cuerpos -cuenta Paco-. No todos eran ciclistas jóvenes de competición, ya salía en bici gente de todo tipo, y nosotros trabajábamos con tejidos elásticos para ajustarnos a formas variadas. Lo curioso es que ahora muchos ciclistas y cicloturistas se cuidan al máximo, cuidan la alimentación, los entrenamientos, es casi una profesionalización, y vemos que muchos aficionados a la bici tienen el mismo tipo de cuerpo muy fino. De todas maneras, se siguen incorporando toda clase de personas. Las bicis eléctricas han animado a muchos a salir, gente mayor, gente con más peso, gente que hasta hace muy poco no se habría atrevido. El ciclismo es cada vez más amplio y nosotros tenemos que estar atentos.

Otro cambio notable son las colecciones para mujeres. Hasta hace unos años apenas existían.

Había muy pocas ciclistas -cuenta María Jesús-. Preparamos algunas colecciones pero no funcionaban, se vendían muy poco, porque entonces había cuatro mujeres que competían y ya está, no había mujeres que salieran en bici solo por afición. Al final, esas ciclistas se tenían que apañar con ropa de hombre. Y bicis de hombre, sillines de hombre…

– Las ciclistas sufrieron un montón de problemas físicos porque no había ni ropa ni material diseñado para ellas. Te hablo de las que corrían el Tour, ¿eh? -dice Paco.

En los últimos años, cada vez más mujeres salen a pedalear y cuentan con una oferta amplia de bicicletas y vestuario diseñado específicamente para sus características, toda la gama de culotes, maillots, chaquetas y demás prendas de Etxeondo. 

En Etxeondo siguen de cerca los cambios sociales, la moda, las evoluciones de la ingeniería textil con los nuevos materiales. Pero el resultado (la comodidad, la ligereza, la protección, la durabilidad de las prendas) depende de la elaboración propia: los diseños, los patrones, la maquinaria para tejer con la mayor precisión.

– Esto es como la cocina: hay que tener la mejor materia prima, pero la clave está en saber cocinarla.

 

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