– Apareció el mountain bike y eso fue una pequeña revolución -recuerda Paco-. Llegaba de Estados Unidos con un aire más moderno y más atrevido que el ciclismo tradicional de carretera, y los que andaban con las bicis de monte también querían distinguirse estéticamente. Se suponía que los culotes tenían que ser diferentes, con muchos colorines…
– Las marcas de bicis de monte diseñaron unos culotes que eran como gerrikos, una especie de cinturones protectores anchos, horribles -cuenta María Jesús.
– Aquello era un poco circense. Los cuatro que empezaban con la mountain bike iban vestidos de carnaval -sonríe Paco-. Buscaban una estética diferente y eso lo teníamos en cuenta, empezamos a meter colorines…
– Con la mountain bike nos liamos un poco la cabeza -ríe María Jesús.
-… pero a mí siempre me ha interesado mucho el mercado, conocer la mentalidad de los compradores, y yo veía que podía ser el más rompedor y el más arriesgado en la moda, pero que no tenía sentido porque luego esas prendas tan llamativas no las compraba nadie. A la hora de la verdad, aquellos culotes tan extravagantes vendían cinco y nosotros cincuenta. Hacíamos diseños que no caducaban de un año para otro, perduraban. Y había otra razón importantísima: no bastaba con la estética. Nosotros dábamos una calidad que los demás no conseguían. Todas las temporadas evolucionábamos en los tejidos técnicos, que si el goretex, que si el windstopper, mejorábamos el patronaje, hacíamos prendas cómodas, ligeras, fiables.
– Diseñamos nuestras colecciones de moda, pero insisto: en la ropa para la bici no vale solo la estética -dice María Jesús-. Tenemos que mejorar todos los años la estética y la calidad técnica. Y en eso seguimos hasta hoy.